La gesta Güemesiana

El corazón de la patria late con fuerza gracias a hombres de honor y valentía como el General Martín Miguel de Güemes. Su vida fue una lucha incansable por la libertad y la independencia de la Argentina, dejando un legado imborrable en la historia de nuestra nación.

Nacido el 8 de febrero de 1785 en la ciudad de Salta, Güemes mostró desde temprana edad una pasión inquebrantable por su patria y una determinación inigualable para defenderla. Se unió al Ejército del Norte, bajo el mando del General Manuel Belgrano, y participó en las batallas cruciales de la independencia, como la de Tucumán y Salta.

Pero fue en la guerra gaucha donde Güemes demostró su genialidad militar y su amor incondicional por su tierra. Organizó y lideró una resistencia formidable contra las invasiones realistas provenientes del Alto Perú, convirtiéndose en el símbolo de la lucha y la defensa de las fronteras del norte argentino.

Con su estrategia sorprendente, Güemes mantuvo en jaque al enemigo, infligiendo derrotas dolorosas y asegurando la integridad territorial de la región. Su obra trascendió más allá de las batallas. Fundó la Asamblea General de Gauchos, una institución revolucionaria que buscaba garantizar la justicia social y la igualdad de oportunidades para todos los habitantes de la región. Fomentó la educación y el progreso, construyendo escuelas y caminos que acercaron a los pueblos y fortalecieron la unidad de la provincia.

Sin embargo, su sacrificio y entrega a la causa independentista cobraron un alto precio. En junio de 1821, un grupo de realistas lo emboscó y resultó gravemente herido. Luchó valientemente hasta el último aliento, pero la vida de este gran prócer se apagó a la temprana edad de 36 años. Su legado perdura en las páginas de nuestra historia y nos inspira a seguir luchando por un país más justo y próspero. En este marco compartimos algunos fragmentos de «Hacedores de la patria grande«, convocatoria literaria realizada por Juana Manuela Editorial en el año 2021:

“Lo pintan de brazos cruzados”

Retumban los guardamontes
en las quebradas de los cerros
es el General Güemes
con sus Gauchos de fuego.

Al General le espera
la muerte traidora
planeada por los enemigos
de afuera y de adentro.

En la Quebrada de la Orqueta
Yace tendido el Centauro
agonizante el guerrero
el enemigo ofrece salvación.

Rendirse es la condición
el General no acepta
prefiere perder su vida
a pactar con el invasor.

Un río de ponchos rojos
baja rompiendo el silencio
traen una guarda de luto
en Honor de su jefe muerto.

Lo pintan de brazos cruzados
el que siempre los tuvo abiertos
para abrazar a la causa
y a los Hermanos de este pueblo.

Domingo Enrique Caro (Salta, Argentina)

El infernal y la rosa

Entre chúcaros y herraduras has formado tu carácter,
bien sabes que una madre llora con un roce de espina y tuna,
más el animal salvaje domina al enfermo cuerpo,
con 15 años partiste, a forjar tu destino,
con el alma y corazón siempre enorgullecido de tus raíces.

Te han puesto a prueba contra bravos enemigos
y fiel a tu gallardía con honores has regresado.
En salta la tierra te aclama, más el ansia de una patria libre
te enaltece y te engalana,
a tus compañeros contagias el bravío de tus acciones.

En salta la tierra te aclama, más no existen rendiciones,
una patria llena de hombres libres como estandarte lideras.
Llegas a tu tierra con pisada erguida, más libre de yugos tu alma,
una hermosa flor perfuma tu llegada,
y es aquella flor la que llevará tus retoños y tu amor hasta su
muerte.

En salta una tierra te clama, unos chúcaros listos a tu orden
tu tierra te elige, tu pueblo te sigue, tus infernales te
acompañan.
Tu corazón dividido entre la patria y la rosa, jamás
encuentra un descanso.
La patria libre te da la valía de una armadura invisible,
la rosa te da el coraje de una espada invencible.

Una madruga fría, una herida certera se hunde en tu cuerpo
más desde el umbral de final solo llamas a la rosa,
mientras sigues al frente de tus tropas,
solo exiges una cosa, honrar tu partida en la lucha.
Tus últimos esfuerzos van para ella, tu rosa.

Vendrá a mi como yo iré a ella, sólo en sus espinas mi
sangre será libre
y así tu Salta te llora, tu tierra ruge su dolor, tus infernales
braman tu partida
tu rosa, lo sabe, oculta, lo sabe, y comienza a deshojarse.
Me iré a él como el vino a mí, sin ataduras libera su alma y a
tu lado se funde.
Tus infernales los lloran, tus hazañas dejan huella, tu amor
será eterno.
Tu patria… tu tierra… tu Salta… libre de yugos externos.

Nuria Carolina Escalante (Salta, Argentina)

Zamba triste de Carmen

Allá dicen que te han visto
vagando por la quebrada;
la rosa roja en tu vientre,
barba negra, poncho grana.

Cuando te vieron tus gauchos,
les pareció que brillabas,
luz de luna te cubría
y arrobado, la mirabas.

Mi corazón embustero
me ha susurrado que no te has ido.
Mi general, soy tu Carmen…(Bis)
ligera y triste, vuelo a tu nido.

Hacedores de la Patria
Veinte infernales venían
llorando por el camino.
Mi anhelo se ha vuelto sueño,
soñando, yo sin tu vida no vivo.

En vela, por mi ventana,
tu guardamonte yo he visto.
Mi alma se ha vuelto paloma
penando, y en su dolor te ha seguido.

Mi corazón embustero
me ha susurrado que no te has ido.
Mi general, soy tu Carmen… (Bis)
ligera y triste, vuelo a tu nido

Clara María Pérez Abella (Salta, Argentina)

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