En el marco del aislamiento social, preventivo y obligatorio muchos hábitos se han visto alterados y algunas prácticas, como la liberación de contenidos, que se desarrollaban de forma aislada, hoy cuentan con una amplia «legitimidad» entre quienes más aman la lectura. Con preocupación, los trabajadores de la cultura observamos el modo en que nuestras obras circulan sin autorización. Entendemos que es momento de tender redes y ser solidarios, y nos alegra saber que con poemas, cuentos, ilustraciones, novelas, historietas y ensayos podemos transitar más amablemente estos días de encierro. Sin embargo, detrás de cada uno de estos contenidos hay trabajadores que hacen posible que esas ideas se conviertan en libros. Y que esos libros, gracias a las editoriales, distribuidoras, librerías y mediadores (bibliotecarios, docentes y narradores) lleguen a sus manos.
Para que el libro, ese artefacto que abre puertas e invita a sumergirnos en otros mundos, sobreviva a la pandemia, es necesario cuidar el trabajo de todos los que formamos parte de la industria editorial. Si vas a compartir contenidos, hacelo con responsabilidad y conocimiento de los alcances de los derechos autorales correspondientes a la obra, PEDÍ PERMISO. No difundas PDF o fotocopias de obras completas de autores con derechos vigentes.
